Las dietas del planeta las deciden los directivos de 250 empresas

Dic 25, 2019

Un breve resumen de una larga e interesante entrevista a Patricia Aguirre de www.almagrorevista.com.ar

Dijo, entre otras tantas verdades…

Con la alimentación industrial se da un picoteo permanente y cada uno come solo frente a su pantalla. Unos miran deportes y otros miran Netflix. Es un horror eso, porque es la máxima desconexión con el que tenés al lado y una gran conexión con el que está a miles de kilómetros. La industria alimentaria no hace alimentos para comer, hace alimentos para vender. Lo que quiere es que vos picotees, no que comas. Y la publicidad te dice “la mesa es una pérdida de tiempo, la comida casera es grasosa y fea. Comé mi producto envasado mientras caminás y mientras trabajas, que esto es lo moderno”.

Cuando la Revolución Industrial (1820) entra en la alimentación, los alimentos empiezan a seguir el mismo proceso que cualquier otra mercancía: se estandarizan, se hacen en una escala mayor, se repiten los procesos. Para hacer duraznos en almíbar ya no va a ser la abuela la que pele la fruta, sino que va a haber un pelado químico. Ya no se va a llevar a una olla, sino a una autoclave enorme que eleva la temperatura hasta matar gérmenes que ni siquiera habían pensado andar por ahí. Entonces, para qué me voy a molestar en hacer de manera hogareña todo el proceso si puedo comprar una lata.

En el siglo XX se empezó a intervenir hasta tal punto los alimentos, que nos enfrentamos a cosas absolutamente desconocidas: los transgénicos, el zoológico de lactobacillus, los vehículos de fortificación hacen que haya tanta transformación a nivel molecular que no los podemos entender ni por homologación a esos alimentos. No se parecen a nada. La cuestión es que las virtudes de los transgénicos las descubre el productor, no el consumidor.

La comunidad Europea hace 20 años que está prohibiéndolos por principios de precaución. Primero quieren ver cómo nos reventamos en esta parte del mundo y después verán si lo aprueban o no. ¿Cuánto cáncer provocaron? ¿Qué cálculos tenemos como resultado? De ahí en adelante, verán.

El cuerpo del pobre siempre es el cuerpo de la experimentación. Nunca los países ricos experimentaron con su propio cuerpo. La bomba se la tiraron a Japón. La experimentación con HIV se hizo en África. No sabemos lo que comemos. Ayer compré pan envasado, decía “pan casero”. ¡Miré la etiqueta y decía que tenía 37 productos! ¿Con cuántos productos se hace el pan? Con mucho cuatro: harina, sal, agua y si querés acelerar el proceso usás levadura.

O, por ejemplo, el colorante de uso permitido Tartrazina, hace años que los técnicos en alimentos, las nutricionistas, los médicos vienen cuestionándolo porque tiene varias inconveniencias. Algunos psiquiatras consideran que está implicado en el síndrome de hiperactividad infantil. A pesar de eso todos los caramelos color naranja, las papas fritas de tubo, la gelatina tienen ese colorante. 

Si bien existen controles formales por parte del Estado, se sabe de la capacidad de lobby que tiene las grandes empresas (junto a los medios que son de ellas mismas) y el proceso de concentración del capital. Hoy el destino de las dietas del planeta tierra lo deciden los directorios de 250 empresas. La capacidad que tienen de ejercer presión sobre los Estados es directamente proporcional a su poder económico.

En un mundo dominado por el mercado vos no comés lo que querés, comés lo que podés comprar. Los modos de producción determinan nuestra forma de vivir. Seguimos pensando que comer mucho está bien. Sin embargo, la frugalidad es una buena norma. Frutas y verduras debería ser el primer rubro, no el postre.

Patricia Aguirre

Antropóloga Especialista en Alimentación. Docente e Investigadora del Instituto de Salud Colectiva-UNLA. Consultora Temporaria de FAO, OPS-OMS, UNICEF. Investigadora: directora en 8 investigaciones nacionales y 3 internacionales. Docente de las Universidades de Lanús, San Martín, Buenos Aires, Flacso (Fac. Latinoamericana de Ciencias Sociales). Favaloro (Medicina). La Plata. Rosario. Prof. Invitada en Chile, Alicante, París y Bordeaux. Publicaciones: 37 artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras, 9 libros en colaboración y 2 propios: Ricos Flacos, Gordos Pobres: La Alimentación en Crisis (2004) y Estrategias de Consumo, Que Comen los Argentinos que Comen (2006). Una Historia Social de la Comida (2017).