¿Porqué comemos de forma compulsiva?
¿Qué ocurre?
Mientras no obtengas los micronutrientes: vitaminas, minerales, enzimas, oligoelementos, energía vital… que debes recibir de la alimentación diaria, seguirás ávida/o de comida, pues tu organismo demandará más alimento para conseguir dichos nutrientes que la “alimentación pobre” no te aporta. Esta alimentación desnaturalizada, desvitalizada, tratada químicamente, hace que no puedas parar con el vívido deseo de comer más y más, porque tal vez… en la próxima ingesta comerás los “micronutrientes” tan indispensables para la vida, cosa que generalmente no sucede…
Es de público conocimiento que el café, el chocolate causan adicción. Pero seguramente, como la mayoría de la gente, desconoces que hay otros alimentos muy adictivos de consumo diario. Ellos son el trigo: harinas blancas e integrales (¡si!… leíste bien: ¡Harina de trigo integral!), el azúcar común, la leche de vaca y todos sus derivados: yogures, quesos, flanes, postres… si, también esos que te aseguran, que si los comes a diario, vas a movilizar tu intestino, que vas a aumentar el calcio de tus huesos, que vas a tener un sistema de defensas optimo, etc., etc…
Cuando tu organismo está ávido por saciar su sed de nutrientes, te sigue demandando comida (aunque ya hallas comido), y precisamente en este desorden, recurrís nuevamente a los alimentos adictivos: harina de trigo, azúcar y lácteos. A saber: pan, pastas, biscochitos, galletitas (las hay para todos los gustos, de todos los colores y sabores!); quesos: en todas sus variedades, postrecitos, yogures, helados; bombones, caramelos ácidos!… Bien, seguramente elegís estas opciones en lugar de comer zanahorias, frutillas, manzanas o brócoli, porque ni la zanahoria, ni las frutillas, ni las manzanas ni el brócoli… tienen efectos adictivos.
El cuerpo humano es muy sabio, cuando tenés hábitos saludables, es común que un día te levantes por la mañana y pensés: “comería espinaca”. Es el instinto que te avisa lo que estas necesitando en ese preciso momento (posiblemente hierro o calcio). Pero, cuando tenés hábitos pocos saludables, adicciones a alimentos nocivos, es típico que en la mañana desees: café, leche, facturas, yogur, dulces, budines, galletitas, pan blanco… Es como el fumador o el alcohólico, necesitan su dosis.
La solución:
Si la compulsión por comer alimentos inconvenientes te está afectando de manera significativa la calidad de vida (habrá que ver cada caso en particular), evaluaremos si es posible eliminar estos alimentos adictivos completamente. Seguramente no será abruptamente.
¿Cómo se hace?
Pues la fórmula para eliminar un hábito perjudicial es sustituirlo por otro hábito, pero beneficioso:
- Dulces: sin azúcar, sin lácteos, sin trigo, sin edulcorantes artificiales.
- Pastas, masitas y budines: sin trigo.
- Queso, yogur y helados: sin lácteos.
- Aumentar el consumo de frutas frescas, deshidratadas y secas.
- Combinar armónicamente los vegetales.
- Consumir licuados de leches vegetales con frutas y/o verduras.
- Tener a mano bombones (¡si!) y preparaciones dulces a partir de semillas.
- Utilizar brotes y germinados en todas las comidas.
Suena raro, ¿no? Bueno… ¡pero es posible!
En poco tiempo, estos alimentos poseedores de un alto valor nutricional, saciarán la sed y el hambre de nutrientes de tu organismo, te brindaran salud y energía vital.
En el cambio favorable irás logrando un equilibrio natural que compensará los desequilibrios que te llevaron a la adicción.
Conocé como preparar (de forma sencilla, rápida y económica) estos reemplazos, sólo tenes que anticiparte a los momentos de ansiedad y tener listos los sustitutos saludables, para que recurras a ellos y no nuevamente a los alimentos adictivos tan perjudiciales.