Nuestra casa común
A esta altura de los acontecimientos creo que muchos de nosotros estamos haciendo lo más que podemos para cuidar nuestra única casa. El calentamiento planetario, la escasez de agua potable en muchas partes, la casi desaparición de la biodiversidad, los incendios, etc, etc… nos están invitando a un desafío sustancial, creativo (y, ¡urgente!) para evitar que en nuestra casa ocurra una catástrofe que afecte a la biosfera y nos diezmen a los millones de seres humanos y a nuestros compañeros, plantas y animales…
Tenemos la oportunidad de potenciar la relación ser humano / naturaleza. De cultivar el mejor vínculo afectivo con la Madre Tierra, cuidarla con comprensión, compasión y amor, aliviar sus dolores mediante el uso racional y moderado de sus recursos, renunciando definitivamente a toda violencia contra sus ecosistemas.
Ha habido innumerables devastaciones y siempre ha sido tan bondadosa y ha crecido en biodiversidad, nos ha cobijado en todo sentido y, a pesar del maltrato que le damos, nos sigue alimentando. Ayudémosla siendo consumidores responsables en todo sentido. Comencemos, además de las otras áreas de la vida, utilizando alimentos agroecológicos, son los que abundan en la estación en la que estamos, son los de precio justo, los que tienen más nutrientes.
Sanemos, reparemos este drama ecológico del que todos somos responsables, podemos hacer mucho cada día, no lo dejemos para más adelante… ¡Es ahora!