Recetas y menúes
Los ingredientes que forman parte de éstas recetas están «pensados» y organizados, para que combinen muy bien bioquímicamente y bioeléctricamente (según la fisiología y la anatomía de nuestro aparato digestivo), todos sus componentes entre sí, condición imprescindible para lograr «buenas digestiones». ¡Que las disfrutes!!
Nuestro aparato digestivo no digiere «cualquier cosa»
Se planifican menús desde los más simples hasta los más sofisticados, sin tener en cuenta que la mayoría de las mezclas de alimentos entre sí, se ¡descomponen en nuestro tubo digestivo!
La digestión esta gobernada por las leyes de la química fisiológica.
En los jóvenes, generalmente, no hay indigestión porque tienen una energía vital fantástica que «puede» contra las malas combinaciones de alimentos, pero, no está bueno «gastarla» en digerir lo indigerible.
Durante el proceso digestivo, las enzimas digestivas que son las encargadas de digerir el alimento, son reguladas en cantidad, calidad y adaptadas a la naturaleza del alimento: a su composición química.
Cada enzima que segregan nuestros órganos, es específica en su acción, esto significa que actúa sobre:
- Una determinada clase de nutriente: hidratos de carbono, proteínas o grasas, y ¡no sobre sus mezclas!
- Un medio específico: ácido o alcalino, es decir con un determinado pH.
Es tan importante tener en cuenta que nuestro estómago no digiere «cualquier cosa», tampoco «cualquier mezcla de alimentos», por más que estén combinados sus colores, sus aromas y su aspecto armónicamente.
Las malas combinaciones de alimentos, producen: gases o flatulencias, vientre hinchado, dolor de estómago, de intestinos, de cabeza, malestares indefinidos, acidez de estómago, etc.
Si esta sintomatología es «solo» aliviada (tapada) por los medios habituales (analgésicos, sales de frutas, etc.), se producen alteraciones más graves como dispepsias, gastritis, alteraciones del hígado y riñones, trastornos del metabolismo como: obesidad, delgadez extrema, etc.
Menúes. Cocina de transición
Los menús han sido pensados y organizados siguiendo las leyes de las compatibilidades bioquímicas y bioeléctricas de los alimentos, para que estas mezclas, una vez en nuestro aparato digestivo, se digieran, absorban y asimilen sin producirnos ningún tipo de malestar (distensiones, calambres, gases, dolores, vientre hinchado, flatulencias, etc.).
De esta forma se aprovecharán todos sus nutrientes maravillosos embelleciendo a nuestras estructuras, enzimas, hormonas, sin tener que malgastarlos en apagar “incendios” provocados por las malas combinaciones de los alimentos entre sí.
Hay siempre una ensalada con vegetales crudos de “entrada”, o acompañando a lo cocido, para evitar que aumenten los glóbulos blancos después de las comidas (leucocitosis post-prandial), ocasionado por el consumo de “solo” alimentos cocidos, además para mantener en su mejor forma ¡nuestra energía vital!… Las ensaladas de “entrada” de cada menú combinan con el 2º plato, no los separes para evitar intolerancias.